La importancia del control de calidad: Nivel de Calidad Aceptable (AQL)

Orígenes históricos

Desde que comenzó la producción industrial masiva, allá por los albores de la revolución tecnológica, la demanda de los productos ha aumentado y los precios se han democratizado de manera considerable. Actualmente la mayor parte de la población, tanto de los países desarrollados como de los emergentes, tiene acceso a un nivel de vida que antes no podía siquiera imaginar. Sin embargo, la producción en masa también ha supuesto una serie de retos, como los referidos a la calidad del producto.

Al no tener el control humano de cada producto fabricado por el alto costo que esto significaría, siempre existirá la posibilidad de que concurran una serie de defectos que a posteriori impidan el buen funcionamiento de éste. Para ello, es imprescindible que todos los procesos industriales sean complementados con efectivos controles de calidad: “quality control”. El control de calidad abarca todas las fases del proceso productivo, desde los primeros análisis de la materia prima utilizada, hasta la revisión completa del producto listo para ser comercializado.

Son muchos los casos en los que por no haber detectado previamente alguna insuficiencia en la cadena productiva, los fabricantes se han visto obligados a retirar del mercado lotes enteros de su producción, a veces incluso tras haber sido vendidos, ocasionando así una enorme pérdida de beneficio. Por eso, las grandes industrias son cada vez más conscientes de este problema y buscan la mayor efectividad en los controles de calidad, empleando técnicas como la del valor AQL o Nivel de Calidad Aceptable.

El estándar AQL tiene su origen en los métodos utilizados por el ejército norteamericano durante las pruebas de munición desarrolladas antes de la Segunda Guerra Mundial. La calidad de la munición no podía comprobarse más que haciéndola estallar, y si para comprobar el correcto funcionamiento del armamento tenían que destruir la mayor parte de la producción (lo que se denomina un “ensayo destructivo”), eso implicaría quedarse sin existencias en caso de necesidad, además de ser un método muy antieconómico. Por ello idearon un método en el que sólo se necesitará experimentar con una pequeña parte de las armas fabricadas, utilizando lo que se llama una muestra. En las décadas posteriores fueron modernizándose las técnicas de inspección de calidad, y así surgió el AQL, que no es más que el máximo porcentaje de error que estamos dispuestos a permitir.

Aplicación de la Norma a mis inspecciones y control de calidad

Pero ¿cuál es el porcentaje de error que debe considerarse en la fabricación de los productos? Pues dependerá del tipo de sector en el que se trabaje, así como de los riesgos que impliquen esos posibles fallos o defectos. Supongamos que se trata de una empresa que fabrica guantes. No es lo mismo producir, por ejemplo, guantes para la cocina o para uso doméstico, que guantes específicos para trabajar manipulando elementos o materiales tóxicos o corrosivos. La rigidez de las normas y de los controles dependerá por lo tanto del tipo de producto.

Existen unas tablas o gráficos que nos ayudarán a calcular, mediante un procedimiento estadístico, cuál será la muestra necesaria que se debe tomar según el tipo de producto del que se trate y de su nivel de severidad.

En primer lugar, se debe tener en cuenta cuál es el tamaño del lote que se pretende ensayar. A continuación elegiremos el nivel de ensayo que va a aplicarse donde deberán tenerse en cuenta las normas propias del sector. Existen por lo general dos niveles de inspección: el general, apto para los productos más comunes; y el especial o específico, para productos que necesiten un control de calidad más intensivo. Ambos niveles se subdividen a su vez en más apartados.

Supongamos que un fabricante quiere comprobar la calidad de un lote de 5000 unidades (en la primera columna). Tras comprobar cuál es el nivel de inspección que se ajusta a sus necesidades (la normativa recomienda utilizar el nivel general subnivel 2 siempre que no haya otras indicaciones superiores), se calcula cuál es el punto de intersección entre ambas variables. Éste, representado por una letra L, le otorgará el tamaño del muestreo en la tabla posterior, lo que quiere decir la cantidad objetos que tendrán que inspeccionarse.

 Niveles de control de calidad

Una vez hallado este valor, tenemos el número aproximado de la muestra que debemos inspeccionar. En este caso y según veremos en la tabla que hay a continuación, serían 200 unidades.

 AQL de control de calidad

A continuación elegimos el valor AQL o nivel de calidad aceptable según las normas fijadas para la industria de la que se trate. Estos niveles se fijan generalmente en 0.0, 2.5, y 4.0 para errores ‘critical’, ‘mayor’ y ‘minor’. Por ejemplo para defectos ‘mayor’ (L, 2.5) el punto de cruce nos arroja el intervalo: 10 y 11. Si en nuestro caso, fueran 10 las unidades que presentaran defectos, el nivel de calidad sería aceptable. En cambio, si fuera de 11, el lote no podría darse por válido y habría que repetir el proceso aumentando la cantidad de productos del lote.

Métodos de control

Existen multitud de métodos de control de calidad para cada tipo de producto. Algunos son de estanqueidad, es decir, suponen la destrucción completa de la muestra utilizada. Esta es la razón por la que no es conveniente tomar una muestra muy amplia, ya que se perderían muchos productos y por lo consiguiente, también beneficios. En la actualidad, cada vez se utilizan técnicas más avanzadas a la hora de realizar los “quality control”, e incluso son muchos los procesos que permiten la reutilización posterior de los productos de la muestra.

La correcta elección del muestreo y su análisis evitará devoluciones de lotes defectuosos, que causan retrasos y otros problemas totalmente innecesarios. Los clientes podrán asegurarse del perfecto estado de sus compras y los fabricantes no perderán tiempo ni beneficios teniendo que desperdiciar parte de su producción. Las técnicas como la del AQL o Nivel de Calidad Aceptable ofrecen una garantía de calidad y de seguridad, dos factores clave en cualquier proceso productivo y comercial.

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